lunes, 20 de febrero de 2012

El gran perdedor

Por Gabriel Mercado

Están comenzado a llegar a su fin los procesos internos de los partidos políticos, donde se ha mostrado a la sociedad que estas instituciones, que deberían abanderar la democracia y dar el ejemplo de la misma, lo único que han hecho es denostarla y enlodarla.

En el PRI aún se ven en sus raíces la fractura de la elección pasada en Sinaloa, y nuevamente los grupos han chocado por el reparto de las candidaturas, principalmente a diputados federales.

En un inicio la alianza hecha con el partido Nueva Alianza, y después rota, había puesto en el borde del precipicio la competencia tricolor a las legislaturas federales. La imposición que se tendría de Fernando González, yerno de la eterna líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) como candidato a senador embraveció el enjambre. Finalmente, los líderes se convencieron que sería mayor el daño, y deshicieron la unión, mas no los acuerdos, y seguramente el 1 de julio se verán los resultados con votos del Panal hacia el PRI, pero por debajo de la mesa.

Los priistas al ver por fin el camino libre pensaron que la contienda interna sería más justa, pero el nuevo PRI sigue con las prácticas del viejo PRI, y con un candidato presidencial impuesto, no elegido, los más cercanos a su figura y al Comité Ejecutivo Nacional han sabido sacar provecho y e implementaron ciertas reglas en la convocatoria para sacar del camino a posibles competidores. El dedazo se convirtió en candado.

El nombre del partido salió a relucir e inició la revolución con toma de oficinas y protestas, muchos fueron y son los damnificados. Ya prácticamente con los candidatos "elegidos", los sinaloenses siguen viendo más de lo mismo, pocos rostros nuevos y muchos coaligados con los anteriores regímenes del estado.

Pero el PAN no cantó mal las rancheras. El escándalo de tratar de evitar la inscripción de Manuel Clouthier Carrillo como aspirante al Senado fue desvastador. El partido que presume el apoyo al "ciudadano", castigaba la libertad de expresión y revelaba a un líder nacional y un presidente de la república autoritarios y capaces de sancionar a aquél que no piense como ellos ni apruebe sus estrategias y gobierno, aunque estén mal.

Otro ejemplo de la lucha de poderes en el blanquiazul fue Guadalupe Carrizoza, quien durante su paso por Sagarpa fue polémico y se le castigó tratando de sacarlo de la entidad al verlo como un claro competidor, y finalmente sancionado desde la Auditoría Superior impidiéndole el poder ocupar cargos públicos, acusado de malos manejos en la dependencia, pero no perseguido penalmente, ¿curioso no?

Ahora con los candidatos que lleva Acción Nacional para la Cámara alta no se le ven muchas posibilidades de triunfo. Salvador López Brito, primero en la fórmula, en su paso por el Congreso local fue tibio, y por la deuda del PAN de ser ahora cogobierno en la entidad, no impidió, ni criticó o sancionó muchas de las irregularidades que se han venido ventilando en el mandato malovista. Dígase "nalopatrullas", falta de obras pública, aprobación de un préstamo con un derroche de gasto, licitaciones del DIF truqueadas, entre otras.

Va con Adolfo Rojo Montoya, un legislador federal sin muchos logros, mas que el apoyar y coordinar la campaña en Sinaloa de la ahora candidata presidencial Josefina Vázquez Mota.

Por el otro lado Aarón Irízar lleva una trayectoria política un poco más larga y es ampliamente conocido en la capital del estado luego de haber sido un alcalde un poco gris, pero no terminó con una imagen deteriorada como Vizcarra. Además le acompaña Daniel Amador Gaxiola, con un amplio apoyo de los maestros y reconocido en el sur del estado. Si logran apretar las baterías en el norte, se llevarán de palmo la victoria.

Sin embargo, para la Cámara de Diputados, luego de las reyertas internas en cada bando, la operación "dedazo" cobrará factura al tricolor, y seguramente de los ocho distritos, cuatro serán tomados por el PAN, si no es que más, luego de conseguir hace años Beatriz Paredes "el ochito".

La lección para los partidos estas elecciones será el abrir más sus puertas a la ciudadanía y al voto libre. Sólo así podrán asegurar contendientes competitivos y con el respaldo de la gente, porque los electores luego de ver estas "polvaredas", mejor deciden eludir las urnas o anular su boleta. El único gran perdedor aquí es y seguirá siendo la democracia.

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