miércoles, 4 de julio de 2012

Inconsistencias electorales, ¿error, fraude o trampa?

Por Gabriel Mercado

El 1 de julio ya pasó, el PREP cerró su registro dando ventaja al candidato del PRI y PVEM, Enrique Peña Nieto de un poco más de 6 puntos, una cifra muy diferente a la mostrada en las encuesta que estuvimos viendo a lo largo del proceso electoral.

Fuera de eso, estamos nuevamente en un escenario de no aceptación del resultado por parte del candidato de las izquierdas, Andrés Manuel López Obrador, y aunque aún falta termine el cómputo oficial, él ha sido cauto en afirmar que aguardara dicho resultado, el cual seguramente impugnará.

Tiene una diferencia mucho mayor a la del 2006 contra Felipe Calderón. Esta vez la distancia es de poco más de tres millones de votos.

Cabe destacar la posición aquí y los señalamientos. Simpatizantes de AMLO gritan "fraude", aunque creo esta declaración fuera más consistente si el gobierno en turno hubiera apoyado al ganador, que en todo caso le hubiera convenido más la aspirante de su propio partido, Josefina Vázquez Mota.

A diferencia de hace seis años, las redes sociales están aquí, y permiten a cada ciudadano ser prácticamente un periodista de lo que ocurre al grabar en video, tomar fotos o narrar lo que vio el día de la elección. Si hubieron irregularidades, fallas en el PREP, ahí se están documentando poco a poco en la web, aunque lo más plausible sería presentarlas ante las autoridades correspondientes.

Sin embargo, todos estos datos seguramente serán recabados por los partidos lastimados (PRD-PT y Movimiento Ciudadano) y posiblemente presentados en su oportunidad, tomando en cuenta que ya se llevaron algunos y se exigió el recuento, como la anterior vez, "voto por voto".

Estos es importante. La reforma electoral tras aquella debacle de 2006 permite ahora de forma oficial abrir los paquetes si se detectaron inconsistencias. En esa ocasión fueron pocas las que se abrieron, pero se tuvo la voluntad de hacerlo, y hoy finalmente se aplica en forma.

Lo que sí puedo decir, sin temor a equivocarme, es que el proceso es deficiente. ¿En qué sentido?. El IFE esgrime que gracias a la participación ciudadana, es decir, civiles seleccionados al azar, es más transparente y se evita la intervención del Estado. Sí, eso podrá ser cierto, pero hay un gran problema, y creo que esta vez se notó más, gracias a la misma intervención de la gente a través de Internet: Los encargados de las casillas cometieron muchos errores.

Son humanos, y los humanos por supuesto no somos perfectos, nos equivocamos. Por lo que es difícil que los colaboradores en la elección no cometieran algún traspié, claro que los hubo.

Falló parte de la capacitación, las actas eran confusas, incluso hubo ciudadanos que no sabían cómo votarían con tantos recuadros de partidos separados. En Sinaloa se ha pedido el recuento y el PRI, el PRI fíjense, pide el "voto por voto", acusando que perdió un distrito por estas confusiones, originando miles de boletas anuladas.  Y de la misma manera lo exige el PAN en otro distrito.

Así las cosas, todo apunta a que el IFE quedará muy mal parado. No realizó bien su chamba, así de simple. Debió tener una buena capacitación y ser más justo con la gente. El día de la elección se le pagaron 220 pesos a los funcionarios de casilla, a cada uno, esto no incluía comida. Mientras que a los representantes de partido, como el PRI, les dieron hasta 400 pesos. Pocos querían ser funcionarios con estas condiciones. El problema también fue que en la elección estatal pasada en Sinaloa pagaron 250 pesos y alimentos. Eso causó conflicto en algunas casillas, que se negaban a abrir en la entidad. Estamos ante personas descontentas, haciendo una labor de más de 12 horas corridas, por las que esperan un pago sustancioso.

Y la compra de votos, de acuerdo a la organización Alianza Cívica se dio, sin duda, pero de todos los partidos. En la mayoría de los casos que ellos registraron, más del 70 por ciento, beneficiaron al PRI-PVEM. ¿Qué significa? Que sí hubo trampa, pero todos lo intentaron en mayor o menor medida.

A final de cuentas estamos entonces ante una elección viciada. No importa que se llegara a demostrar la compra de votos masiva, la ley sólo establece multas al partido y sanciones penales a los responsables. Pero, si al finalizar el cómputo legal se establece un ganador, todas estas acusaciones no servirán de nada, se aplicará SÓLO lo que dicta la ley, y hasta ahí. Si el ganador alcanzó el primer lugar comprando millones de votos, él mantendrá su triunfo, así de simple.

Termino concluyendo que necesitamos una nueva reforma electoral, que el IFE revise su chamba, la mejore y establezca apoyos justos para los ciudadanos que participan, así como revisar que realmente sea gente bien preparada para esta importante tarea, y así reducir los márgenes de error e inconsistencias en las capturas y en las actas.

Se requiere una mayor vigilancia para impedir la coacción, compra de votos y todas las demás artimañas que TODOS los partidos practican. Si no se hacen ajustes para castigar de forma más severa esto o determinar incluso una segunda vuelta electoral o quitar la candidatura a alguien cuyo partido se haya excedido en dichas acciones, no habremos avanzado ni aprendido nada.

Se requiere una mejor revisión en la equidad de medios, y una calidad y tecnificación real de las encuestas, utilizando métodos verdaderamente científicos, y no caer en un uso propagandístico.

La gente también debe aprender y no ser engatusada por simples números o lo que diga una televisora, radiodifusora o la prensa. Los mexicanos tienen que aprender a tener criterio y juzgar mejor a los candidatos y políticos, con hechos, antes de decidir su voto.

Este año deja muchas lecciones, y ojalá todos los actores involucrados las aprendan y rectifiquen, de aquí al 2018.